Cinco señas de identidad de
la EOI de Murcia
PACO PALÁZÓN
He sido alumno de la EOI de Murcia muchos años.
Terminé en ella 4º y 5º de Francés y 4º y 5º de Inglés cuando los estudios
comprendían cinco años. Comencé el italiano el año 2007 y terminé seis años más
tarde. Pero me doy cuenta de que no me he presentado ni he presentado este
escrito. Vuelvo a empezar.
Me
llamo Francisco Palazón Romero y soy natural de Mula (Murcia). Soy maestro de
profesión y psicoterapeuta de segunda profesión. Ahora, después de 36 años de
trabajo, estoy jubilado. Giusi, mi profesora de italiano de hace unos pocos
años, me ha pedido un escrito, mi testimonio, para el blog de la Escuela. Y
aquí estoy para hablar de mis compañeros, de mis profesores, de mis vivencias
en los años en los que he tenido la inmensa suerte de ser alumno de la EOI de
Murcia. Me gustaría hablar de ellos que son los verdaderamente importantes.
Tendréis que disculparme la subjetividad pero es lo que tiene, como riesgo y
como desafío, el tomar la palabra.
En
torno a la mesa nos encontramos Maribel, Sandra, Leo, Alicia, José Luis y yo.
Estamos juntos porque muchos azares se han puesto de acuerdo para que así
suceda. Nuestras trayectorias de trabajo o de familia no nos llevaban al
encuentro y, sin embargo… La primera marca importante de la EOI de Murcia es
que genera encuentros humanos de gran profundidad que entrelazan las personas
en algo que va más allá de la lengua que estudian, en la amistad y la
complicidad. La EOI de Murcia funciona creando grupos de encuentro en los que
las distintas personalidades se atraen, se repelen, se dejan arrastrar por
fuerzas centrípetas las más veces y centrífugas de vez en cuando. El grupo de
“los de italiano” se ve dentro y fuera de clase y se mira en los ojos de los
otros para reconocer lo que nos une: el cine, la comida, el yoga, la música,
las cañas y los viajes… y lo que nos separa: la edad, el trabajo, el lugar de
residencia, la familia y las obligaciones cotidianas…
¿Qué
podría decir de cada uno de mis compañeros de mesa de trabajo? Maribel se deja
atravesar por la vida del italiano en la práctica y no sólo en la teoría.
Sandra escribe un cuento o un manifiesto feminista en italiano con palabras
mágicas que salen de su chistera. Leo nos aporta su pasado y su presente desde
Italia y desde su increíble hija. Alicia es puro estallido verbal de alegría y
risas. José Luis es la tranquilidad y la estabilidad del grupo. Y yo sé que
estoy de paso camino a Roma.
Mientras
nosotros nos instalamos en el relato de ser alumnos (entre paréntesis tengo que
confesar que fuimos alumnos como dios manda, es decir, folloneros, habladores,
juguetones, con chuches y caramelos encima de la mesa… y respetuosos con
nuestros profesores, aplicados, obedientes en las tareas, participativos, casi,
casi, empollones), nuestros tres profesores nos invitaron a “vivir en la
cultura italiana”.
Margarita
nos lleva de la mano a Florencia. Y a Le Marche. Y a Venecia. Y a las entrañas
de la cultura y la lengua italiana. Margarita representa otra gran marca de la
EOI de Murcia. Sus profesores no se contentan con enseñarnos una lengua, sino
que nos bañan en una cultura. Margarita nos lleva a la ópera en italiano y nos
transporta con sus palabras a otro mundo que ella conoce muy bien y que transmite
con el cariño de lo que se ha aprendido de niña y en familia. Junto a Margarita
hemos escuchado el viento entre las colinas de Urbino, hemos degustado el sabor
de la pasta en Florencia, hemos sentido batir el corazón
en lo alto de la torre inclinada de Pisa. Fui alumno de Margarita en primero y
segundo. Me sorprendió cómo su ritmo pausado ganaba mi voluntad y me hacía
querer cada día más la lengua y la cultura italiana.
En
tercero llegó Giusi. Y con ella llegó el escándalo. Nos hizo trabajar en grupos
para preparar presentaciones en clase y para afrontar (o arrostrar que es una
palabra que me gusta mucho) al resto de la clase en debates sobre lo divino
(monarquía o república) y lo humano (infidelidades conyugales) en italiano.
Todos caímos en la trampa y buscamos las palabras y las estructuras
gramaticales para defender nuestras posiciones. Convencer o vencer. La oratoria
en italiano y, además, lecturas y más lecturas, moodle y charlas al atardecer
de vuelta a casa. Pero Giusi, ¿de dónde sacas tanto tiempo para dedicarlo a tus
alumnos? Margarita nos baña en la cultura italiana y Giusi nos acompaña en la
vida cotidiana en italiano. La tercera marca de la EOI de Murcia es el uso de
metodologías vibrantes, participativas, dinámicas, que te envuelven y te
implican, que te hacen sentir que lo que aprendes va más allá de los textos y
toca la experiencia vital.
En
cuarto y en sexto entró en escena Fernando. Con él ya se da por descontado que
sabemos manejarnos en italiano y ahora nos toca pulir. Fernando nos plantea un
desafío: ¿seremos capaces de organizar los temas que nos sugiere (la mafia, la
historia, la política, la noticia) y plantear los debates en clase? Fernando es
el facilitador y el impulsor para que el conocimiento crezca y se instale, se
solidifique y se bruña. Fernando nos acompaña en los viajes con Margarita, nos
adentra en las tecnologías de la comunicación y la información con Giusi y se
convierte en nuestra referencia del idioma como herramienta clara y precisa. La
cuarta marca de la EOI de Murcia es presentar las lenguas como presenta la Real
Academia Española la nuestra: limpia, fija y con esplendor.
Las
lectoras, no podemos olvidar a las lectoras. Laura Favaretto, que vivió con
nosotros la experiencia de enseñar y de aprender, de convivir y de mostrar su
tierra con cariño. Agnese, que lloraba al despedirse. Mena que jugó con
nosotros los juegos de las palabras y los gestos. Serena, tímida y encantadora
que nos propuso temas preciosos y nos corrigió con cariño. La quinta marca de
la EOI de Murcia es la acogida y la transversalidad. Las lectoras y los
lectores que pasaron y siguen pasando por ella se sintieron acogidos y dieron
lo mejor de ellas mismas a todos.
Resumiendo:
la experiencia que he tenido a través de los hombres y mujeres que he
encontrado en la EOI de Murcia me lleva a afirmar que existen cinco marcas
distintivas o señas de identidad en esta institución tan querida:
1.
Genera
encuentros humanos de gran profundidad.
2.
Sus
profesores no se contentan con enseñarnos una lengua sino que nos bañan en una
cultura.
3.
Sus
metodologías son vibrantes, participativas y dinámicas.
4.
Presenta
las lenguas como herramientas precisas, pulidas, espléndidas.
5.
Es un
lugar de acogida y de cruce de culturas.
En
Mula, a 21 de noviembre de 2017