RAFAEL JUÁREZ
Ante
todo agradezco a Giusi Mascali el haberme sugerido participar en el acto de
inauguración que se celebra con motivo del 35 aniversario de la EOI. Esta
invitación no obedece a ningún mérito por mi parte, puesto que el hecho de
haber cumplido bastantes años y de ser un apasionado por los idiomas son
condiciones que no hice nada por conseguir.
Dicho
esto, considero un privilegio poder dirigiros estas líneas para dar testimonio
de mi paso por la escuela durante estos últimos años, que me han resultado
enormemente gratificantes. Sobre todo, desde el punto de vista humano.
Estoy
jubilado desde hace 13 años. Podéis pensar que lo hice muy anticipadamente o
también, que he pasado con creces los 70. Me encantaría que pensarais lo
primero y, más aún, que fuese verdad. De cualquier modo, os diré que aproveché
el fin de mi vida laboral para hacer realidad un antiguo deseo: aprender
idiomas.
Así,
me matriculé en alemán. Gracias Lilo, Mª José, Carmen y Teresa. Me
descubristeis que este idioma no suena como lo gritaban los soldados del III
Reich, sino de una manera modulada, culta y estructurada, como corresponde a la
lengua de Goethe, Schiller, Mann y tantos ilustres.
Luego,
el francés, hablado por algunos miembros de mi familia y que escuché siendo un
niño. Fue un placer recibir lecciones de Julia, Teresa y… Françoise…
Más
tarde, el italiano, con la elegante Margarita y la “mediterranísima” Giusi, a
la que, de nuevo, doy las gracias por esta oportunidad impagable. Sí, porque en
torno a este último idioma, el del amor y el arte, se formó un grupo
inolvidable de personas únicas: la afrancesada Sra. Capo; Victoria, de linaje
alpino; María, la princesa de Alcázar, la ingeniosa Maika, el entrañable Pietro,
Jose, un ángel al volante; Davide, los dos Fernandos y tantos otros, camaradas
en el corazón.
Hace
muy poco, por fin, he comenzado a estudiar inglés. Carmelo es cercano y
cordial, didáctico y paciente, un lujo.
Gracias
a todos, porque todos ellos- aún los retirados y los del todo ausentes- habitan
nuestra escuela gris y anaranjada, tan criticada por muchos como imprescindible
para mí. Todos ellos forman parte de mi segunda vida, aquella que comenzó
cuando volví a ser estudiante y, de algún modo, otra vez joven.
Gracias
a todos.
Rafael Juárez
Me gustaría dedicar unas líneas a la que muchas veces es mi segunda casa, la EOI de Murcia, y es que con 14 abriles empecé allá por los años 90 y desde entonces he tenido la suerte de aprender alemán, inglés e italiano y conocer a muchos de los profesores que las imparten y compartir muy buenos momentos con los compañeros también, tanto dentro como fuera de la escuela. Todavía sigo por la escuela con algún idioma, parece que engancha y viendo otros posts como el de mi compañero Rafael, me pregunto si yo también querré seguir estudiando idiomas cuando me jubile y creo que si lo haré. Muchas cosas han cambiado desde la pequeña escuela hasta la que tenemos hoy: así, a priori, se me ocurre que se hacen muchas actividades promovidas por los Departamentos como las meriendas internacionales, las chocolatadas, las campañas solidarias de Cáritas, viajes, la Oktoberfest a Calpe, charlas, cine…en fin un motivo más para ir a clase, porque en la EOI de Murcia no solo se aprende, se vive el idioma. De verdad que para mí todos estos años ha sido una grata experiencia y espero que siga siéndolo.
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